Bien colocado atrás y superior en el medio del campo, el conjunto visitante se mostraba inmensamente superior al local. Tanto que sólo tres minutos después de adelantar a los suyos, Griezmann volvía a aprovechar un balón largo para cabecear al travesaño. Lejos de reaccionar, el Hércules se mostraba impotente en la zona media, con mucha distancia entre sus hombres y pérdidas continuas de balón. Un tiro cruzado de Aguilar fuera cuando podría haber pasado atrás a Trezeguet era la única llegada blanquiazul, que se vería replicada poco después por un nuevo remate en su área, esta vez por parte de Ansotegui. Los de Esteban Vigo tenían más el balón, pero les duraba poco y sufrían nada más perderlo. Una tima acción firmada por Sergio Rodríguez y un fuerte tiro a las manos de Bravo por parte de un Drenthe que casi no había aparecido hasta el momento fueron sus sutiles acercamientos.
La diferencia de juego entre un equipo que acariciaba la zona de Champions mientras otro se veía inmerso en las posiciones de lucha por el descenso parecía insalvable. Pero la más que probable charla de Esteban Vigo en los vestuarios debió de surtir efecto entre los integrantes del conjunto alicantino. Dos fuertes arreones le sirvieron para dar la vuelta al marcador en sólo cinco minutos. Primero, Trezeguet. Aunque en posible fuera de juego, el francés tiró de instinto depredador para culminar una jugada de Kiko Femenía. Poco después, y con la Real Sociedad aún noqueada, llegaba el segundo. Drenthe, con un fenomenal disparo de falta, ponía el 2-1.
Incrédulos y desubicados, los hombres del conjunto donostiarra intentaron retomar el mando del partido. Pero la cosa fue distinta con el marcador en contra. El Hércules supo manejar mejor la ansiedad de su rival, con mayor presencia en el centro del campo y avisando a la contra. Ansotegui y Tamudo, con un gol anulado por fuera de juego en el último momento, pudieron sellar unas tablas que nunca terminaron por llegar.
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