Lo tenía todo el encuentro, salvo el gol, y alteró el guión Mateu Lahoz, empeñado en ser protagonista cuando nadie le necesitaba. Ujfalusi destapó la caja de Pandora con su brutal entrada a Messi y desde entonces, con los nervios a flor de piel, los árbitros convierten en roja acciones que antes eran de amarilla-naranja. Amorebieta, central duro que juega al límite, se lanzó a las bravas a por la pelota y puso en peligro la integridad de Iniesta. Expulsión exagerada con una hora por delante, lo cual añade más épica a las ganas del Athletic.
Palo del Athletic
Es bonito este clásico de por sí y más anoche, en donde el despliegue rojiblanco fue tan encomiable como agotador. Orgulloso, crecido y repleto de autoestima, se sobrepuso a la inferioridad y salió efervescente en la reanudación, tanto que incluso coqueteó con el gol con un lanzamiento desde la frontal de Javi Martínez que se estrelló en el palo de Valdés. Cinco minutos después llegó el garrotazo de Keita, genial asistencia de Villa, para silenciar momentáneamente a la grada, un mazazo hasta cierto punto previsible que sin embargo no acobardó al Athletic, muerto en pie.
Es cierto que, a partir de ese instante, se deshinchó por inercia el cuadro local y abusó el Barça en el monólogo, aunque este curso no atina en la puntería. Tuvo un puñado de ocasiones para cerrar antes la velada y encontró la tranquilidad con un afortunado disparo de Xavi que rebotó para sorpresa de Iraizoz. Pesadísimo el campo, el Athletic resurgió con un tanto al final contrarrestado de inmediato por el Barcelona, que acabó con diez también por un manotazo de Villa a Gurpegui. Busquets fue el encargado de cerrar un encuentro precioso. San Mamés puesto en pie.
0 comentarios:
Publicar un comentario