El Barcelona, obligado como estaba a marcar dos goles, tampoco se quedaba de brazos cruzados, por mucho que su rival le cerrara bien los espacios. Con ello se entró en una dinámica de ida y vuelta, en la que la pregunta era quién se quedaría sin 'gasolina' primero. De hecho, la emoción subió enteros casi a la media hora de juego, cuando Ibrahimovic, solo ante Palop, tiró escorado, en la que sería la única acción reseñable del sueco en la primera mitad.
La gran esperanza blaugrana, Messi, apareció a renglón seguido, con su primer tiro peligroso a puerta, bien atajado por Palop. Los culés lo intentaron en varias ocasiones, aunque el Sevilla, muy seguro atrás, alcanzaba el descanso metido en su campo, sí, pero con la ventaja intacta.
Como era lógico, el Barcelona buscó con ansia el 0-1 desde la primera jugada del segundo tiempo aunque el Sevilla, con el crono corriendo a su favor, se limitaba ahora a esperar atrás, economizando fuerzas para buscar la contra mortal. A punto estuvo de salirle mal el plan a los nervionenses, porque tan sólo una nueva intervención providencial de Palop --auténtico protagonista en blanquirrojo-- evitaba que un balón peinado por Ibrahimovic en el área pusiera el 0-1 en el luminoso.
Agobiaba por momentos la ofensiva del hexacampeón al Sevilla. Ahora era Iniesta quien, transformado en interior, se asomaba al gol tras dejar atrás a varios adversarios aunque falló en el último regate. Mientras, Jiménez refrescaba su medular con la entrada de Duscher por Lolo y, a renglón seguido Palop --siempre Palop-- evitaba el tanto, a hora a tiro de Henry.
Frente a un Sevilla inexistente arriba, la insistencia catalana merecía tener su premio y Xavi lo encontró, con un obús desde la frontal que, por una vez, Palop sólo pudo ver alojarse en su marco. Ahora el choque pintaba mal para los hispalenses y Jiménez tiró de Capel. Pero el Barça iba de verdad a muerte y Messi, que antes había desperdiciado un mano a mano, la estrellaba en el palo, sin que Ibrahimovic aprovechara el rechace.
Despertó por un instante el Sevilla a falta de un cuarto de hora, pero entonces le tocó a Puyol salvar un gol cantado a disparo de Negredo tras pase de Capel. En el tramo final Guardiola quemó sus naves e hizo un doble cambio, con Bojan y el 'hombre-milagro', Pedrito, en el sitio de Alves e Ibrahimovic.
Todavía habría tiempo para que Palop aumentara sus méritos, con otra intervención de las suyas, ante un tiro raso de Messi. Pero, a la postre, todo fue inútil y el Barcelona, campeón de todo en el último año, volvió a saborear el amargo regusto de quedar apeado de una competición.
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