El ímpetu con el que saltó el Sevilla al verde trajo al Valencia en el primer cuarto de partido desorientado. Presión total andaluza. Manzano tomó nota del planteamiento de Laudrup con su ex equipo, el Mallorca, semanas atrás para desactivar a los de Emery. Lo consiguió durante un tiempo. Pero los valencianistas se supieron desahogar. Según le cogieron el ritmo al envite, apareció Iturralde y echó a Topal con una decisión excesiva. La historia se le puso peor cuando César se lesionó. Aguantó hasta el descanso y los suyos supieron apretar los dientes con un trabajo de equipo extraordinario de los puntas y los jugadores de banda.
Vicente Guaita relevó al veterano en un segundo acto en el que a Emery le dio por ser valiente. No quitó a ningún delantero y aplicó algo que Mourinho hacía en el Oporto cuando se quedaba con uno menos (4-3-2). Pero Negredo desatascó a su equipo un minuto después de entrar al campo y truncó las intenciones de Emery. El Valencia aguantó mientras hubo fuerzas. Incomiable el trabajo «che». Justo cuando se le acababan, Alfaro dio la estocada final.
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