En la segunda parte, el equipo de Míchel puso más decisión y empeño. Cada vez que cogía el balón se lanzaba hacia la portería de Leo Franco. Fruto de una merecida recompensa fue el tanto de penalti de Colunga, que dio alas e ilusión al equipo. Al Getafe se le ponía de cara el partido, sobre todo cuando Ponzio era expulsado por doble amonestación después de golpear el balón con la mano.
Colunga estuvo especialmente activo en este periodo. Lo intentó especialmente en el minuto 73 a pase de Miku, pero su disparo salió desviado. Catorce minutos después volvía a levantar a los espectadores de sus asientos con un cabezazo. El delantero se desesperaba apremiado por el cronómetro que ya fue implacable.
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