Simplemente destriparon al cuadro otomano. Media docena. Seis bofetones. Goles de todos los colores ante el cuadro turco que por momentos llegó a perder el conocimiento sin saber por dónde les llegaban los jugadores «che». Ante la controversia con la que se presentaba el equipo de Emery respecto a su patrón de juego, el técnico utilizó el dibujo que mejores resultados le ha ido dando. Jugó con dos puntas —Soldado y Aduriz— y con las alas —Mata y Joaquín— libres para hacer lo que les viniese en gana. Y lo que hicieron fue divertirse, jugar al fútbol con descaro y velocidad, y dar, incluso, espectáculo.
Y eso que la cosa no comenzó de la mejor manera. En los primeros minutos, el Bursaspor flirteó con el gol. La cosa se complicó cuando, pese a ir dos goles arriba (Mata, de penalti y Soldado), Moyá cayó lesionado a los 23 minutos. Entró Guaita. Y lo hizo para disfrutar de esto de la Champions y de lo que estaba por llegar.
Al descanso, el partido estaba 4-0 para el Valencia con las dianas de Aduriz y Joaquín —éste muy torero— y con un control absoluto e insultante de los españoles. Y lo consiguieron pese al mal estado del césped —penoso para propios y extraños—. El quinto bofetón se lo llevó el Bursaspor al poco de pasar por vestuarios. Soldado se lo guisó y se lo comió. Luego hubo tiempo para que marcasen los turcos y el discutido «Chori» Domínguez. Al final, 6-1.
0 comentarios:
Publicar un comentario