En una falta sacada por Shevchenko, Milevskyy iba a peinar el esférico para colocar el 1-0 en el luminoso, tras un fallo garrafal de un Valdés al que se le escapó un balón que terminó en el interior de la portería.
Era el minuto 2 de juego y la incertidumbre crecía en el equipo español, al que un 2-0 en contra y una victoria del Inter de Milán o del Rubin Kazán le dejaba fuera de la máxima competición europea, de la que es el actual campeón.
Pero esta circiunstancia no se iba a producir. Los ucranianos se cerraron en cuanto se adelantaron en el marcador y el Barça tomó las riendas de una contienda que no se le iba a resistir.
Leo Messi avisó en el minuto 13 al errar en un mano a mano que Shovkovskyy le iba a sacar de forma brillante. Pero el que no iba a perdonar iba a ser Xavi Hernández, que aprovechó una sensacional asistencia de Abidal para igualar el marcador a la media hora de juego.
En la segunda mitad el Dínamo cambió de planteamiento obligado por la situación y trató de jugar al conjunto catalán de tú a tú, y fue precisamente con esa filosofía con la que más problemas le dio a los hombres de Guardiola.
Pero los deberes estaban hechos y todavía faltaba por llegar la habitual genialidad de Lionel Messi, Balón de Oro 2009. Y llegó. Fue cerca del final, en el minuto 86, y esta vez lo hizo a balón parado. Con un libre directo ejecutado de forma magistral, el argentino confirmó la victoria e hizo aún más rotundo el pase el Barça como primero de grupo a los octavos de final de la Liga de Campeones.
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