Todo eso valió para que España encontrara más gol porque fútbol ya tenía de sobra para ganar a la República Checa, y eso que se supone que esta es una generación dorada en su país. Sin embargo, no vio el balón. El medio campo español, espléndido, se lo robó y lo llevó de aquí para allá con una superioridad total. Thiago y Javi Martínez dominaron el partido en su totalidad y la combinación Mata-Adrián hizo el resto.
De Adrián se ha dicho que es un fino estilista, pero tanto que baila como una mariposa y pica... como una mariposa. Pero tampoco fue así ayer. Adrián puso pegada de mula a la selección y en dos desmarques perfectos trincó los pases de maestro de Mata, que hizo un encuentro superior. Los checos apenas tuvieron opciones. Pegaron mucho ante la complacencia de un mal árbitro que consintió la violencia y castigó más las protestas, pero poco más. Del resto del partido ni se enteraron. Sin balón, apenas pudieron inquietar a De Gea, que vivió una tarde tranquila.
Otro aspecto positivo que se vio a España fue la capacidad de aprendizaje que tuvo. Ante Inglaterra marcó y se conformó, lo que resultó fatal. Pero esta vez no. Acertó Adrián y siguió con un ritmo e intensidad inalcanzables para los checos, que estuvieron encerrados siempre, sin más opción que verlas venir.
Finalmente, dos a cero con excelentes sensaciones y la impresión de que se ha vuelto al buen camino de siempre. España va a más.
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