El grado de confianza del Barça en su plan quedó fotografiado en el destello de Abidal. El francés se vio agobiado en un córner por varios enemigos y la sacó limpia, toque a la derecha después de un regate, de Puyol a Xavi y de ahí al área de Toño. Y vuelta a empezar.
Convencido el Racing de que tenía la tarde libre en Barcelona, el partido derivó hacia Toño sin remedio. Salvo alguna aparición esporádica de Adrián y su zancada, el Barça desplegó todo su repertorio. Más rondos, más velocidad del balón, más heridas en el adversario. Marcó Iniesta previo taconazo de Pedro en el punto de penalti. Otro lujo en un partido sin mancha.
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