La respuesta blanquiazul llegó rápido, tras un robo de balón de Mariga con cesión inmediata para que Illarramendi chutara duro desde fuera y por muy poco no encontrara el objetivo.
En el segundo tiempo el portero granadino Roberto salvaría el gol que a punto estuvo de lograr Agirretxe en mano a mano con el cancerbero visitante al que superó con un sombrero, para ver abortado un intencionado remate por la defensa andaluza que, de haber entrado, habría hecho caer Anoeta.
El Granada tenía el partido, a pesar de estos zarpazos, donde quería, controlaba el juego y generaba peligro en rápidas contras con las que pudo haber sacado mayor beneficio.
Todo se le vino abajo al equipo de Fabri en el minuto 63, cuando más sólido estaban los granadinos, con el soberano tanto de Estrada, quien con un chut que parecía un centro alojó un obús en la portería de Roberto en el que puede ser el gol de la jornada.
Una gran jugada del holandés Sarpong pudo ser la puntilla del partido a cinco minutos para el final pero la falta de concreción de los guipuzcoanos les obligaría a sufrir en los instantes finales ante un Granada que pudo empatar en el último punto en un remate sin oposición de Nyom.
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