Producto de ese control de juego, tan constante como inefectivo, fueron llegando poco a poco las ocasiones; primero fue un remate que Higuaín no llegó a concretar, más tarde un cabezazo de Burdisso al larguero, y cuando el pesimismo y la incertidumbre amenazaba con apoderarse de medio país, Agüero acertó a enviar a la red un rechace de Moreira tras un disparo de Gago. Minuto 45; gol, suspiros de alivio y tiempo de descanso.
Tras el mismo, los costarricenses debieron pensar que demasiado habían hecho con aguantar 45 minutos sin encajar un gol, y Messi que ya era hora de empezar el baile. Comenzó a asociarse con Gago, a tirar paredes con Di María, con Agüero, y hasta con el Espíritu Santo. En una de esas, encaró por el centro, se la dio al Kun, y éste definió con la derecha al palo largo. Golazo y sentencia. Minutos después, fue Di María el afortunado, que tampoco perdonó rematando fuerte y a media altura. 3-0 y partido terminado.
De ahí al final, la entrada de Pastore fue la única noticia de relevancia para una selección que se ha clasificado para cuartos de final con demasiadas sombras, pero que deja una conclusión clara; si Messi juega donde tiene que jugar, y Agüero sigue a este nivel, son serios candidatos al título.
0 comentarios:
Publicar un comentario