Goles F.C. Barcelona 2 - Español 0

No hay embrollo en el que se meta el Barcelona que no sea capaz de arreglar alguno de sus pitufos. Un día es Xavi, otro Iniesta y la mayoría Messi. El domingo fue Andrés el que abrió la lata españolista y acercó al Barcelona al alirón. Si los azulgrana consiguen un punto en Mestalla el próximo miércoles, serán campeones.
Para lograrlo, el Barcelona pasó, no las de Caín, pero casi. Llega el equipo de Pep a este final de temporada con la gasolina justa y eso se nota en los puntos fuertes del equipo: la circulación de balón, que es más lenta y espesa, y la velocidad de los jugadores cuando no lo poseen en busca del desmarque, pesados y con plomo en las piernas.
Es por eso que el Español aguantó bien los primeros minutos del encuentro e incluso se permitió buscar con cierta insistencia a su mejor perla: Osvaldo, un delantero que está para empresas mayores. Si tiene balones, bien, y si no, ya se busca él las habichuelas de una u otra manera. A veces con velocidad, otras por potencia, y siempre con hambre de gloria.
Evidentemente, eso no fue suficiente para frenar al Barça, que a medida que el desgaste españolista se acrecentó fue igualando las bazas, superando barreras y echando al Español hacia Kameni. Una vez que los periquitos cedieron algo en su presión, la gente de Pep se fue a por ellos, pero con las ideas opacas, sin frescura ni gancho para desbordar al buen portero visitante.
En pleno atasco, surgió Iniesta, que siempre aparece en circunstancias comprometidas. Aprovechó un infantil error de Galán para entrar en el área y montar un lío de narices. Hizo el ocho a tres defensores y remató abajo, lejos de Kameni, para abrir la vía directa hacia el alirón.
Con un gol bastó porque el Español ya no volvió a sacar la cabeza del cascarón, como si se conformara con el 1-0, «que me quede como estoy». Tampoco podía hacer otra cosa porque el Barcelona, sin presión que le atosigara, empezó el rondo y ya no lo dejó en todo el partido. Amplió la ventaja al poco de la continuación con un cabezazo de Piqué a la salida de un córner y a partir de ahí el partido languideció.
El Barça se limitó a dejar pasar el tiempo sin arriesgarse a una inoportuna lesión, y el conjunto de Pochettino pensó que el resultado era aceptable, sin más.