En el último cuarto de hora de la primera parte, los visitantes intensificaron sus llegadas, aunque sin poner en apuros a un Levante muy ordenado en defensa. Así se llegó al descanso, sin mayores problemas que una bronca que se montó poco antes y que se resolvió con tres tarjetas para Munua, Iborra y Apoño. Poco varió el encuentro en la segunda mitad. Al Málaga no le bastaba con llevar la iniciativa para crear peligro porque no lo conseguía y el Levante demostraba muy pocos recursos para dejar sentenciado el duelo.
Sin embargo, a los quince minutos de este periodo la constancia del Málaga encontró premio cuando Seba Fernández puso el 2-1 en el marcador y metió a su equipo en el encuentro, lo que unido a las imprecisiones del Levante dio una especial emoción a su equipo. Cuando mejor jugaba el Málaga y se veía más cerca el empate que el gol local, un contragolpe del Levante puso el 3-1 en una acción en la que, como en los dos goles anteriores, la defensa visitante contribuyó con un nuevo error. El Málaga no aprovechó los balones parados derivados de las constantes faltas de un rival al que tuvo contra las cuerdas, pero al que solo apretó de verdad en los diez minutos que transcurrieron entre el 2-1 y el 3-1.
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