Es cierto que el 8-0 del Bernabéu convertía el duelo de vuelta en un partido extraño para los suplentes. No están habituados a competir juntos en la Liga y es difícil demostrar coordinación en noventa minutos de Copa. Pero al menos se les podía exigir mayor voluntad. No la demostraron. El 2-0 acabó por enojar a preparador y jugadores. Khedira, que comienza a perder la titularidad frente a Lass, estuvo torpón. Gago, que debutaba esta temporada, quiso y no pudo. Granero mostró meros destellos de su clase. Y sin el dominio del balón, Pedro León y Benzema no recibieron juego para enseñar sus aptitudes.
Únicamente Adán, Garay y Canales. El portero detuvo dos disparos con peligro de gol y recibió dos tantos casi imparables. El central estuvo expeditivo. Y el delantero se colocó en el centro de los medias punta e intervino más que nadie. En defensa, Mateos debutó en un sitio que no es el suyo, como lateral. Y Kaká, que mandó un tiro al larguero, aún se encuentra en plena evolución. El brasileño sustituyó al triste Benzema, quien desaprovechó otra ocasión de convencer a su inmediato superior.
Kaká le dio al conjunto más calidad, pero la carencia de tensión dibujó un fútbol de paseo. Y la afición local disfrutó como nunca con dos dianas que premiaron la entrega de los modestos locales. Un centro de Xisco Muñoz tropezó en las manos de Gago y el penalti lo tradujo en gol el propio Xisco. Y un golpe franco lanzado por Sergio entró por la escuadra de Adán, impotente.
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