Coincidiendo con su primera oportunidad el equipo local despertó, se estiró y obligó al Barcelona a imprimir una marcha más al partido para no verse sorprendido por su rival. Con el conjunto catalán aplicándose al máximo la figura del Hércules fue haciéndose más pequeña a medida que transcurrían los minutos. Los de Guardiola comenzaron a hacer gala de su habitual fútbol de toque, que hacía pensar que el gol era cuestión de tiempo. Y así fue. Pese al esfuerzo de los jugadores locales y la buena imagen mostrada, a falta de dos minutos para el descanso el Barcelona pudo abrir la lata con un gol logrado por Pedro con un disparo casi a bocajarro ante el que Calatayud nada pudo hacer. De esta forma se llegó al descanso con un resultado justo, fruto de la superioridad de los visitantes a la hora de manejar y leer los tiempos del partido.
El segundo acto comenzó sin cambios en ninguno de los dos conjuntos y con un Barcelona que continúo como dueño y señor del partido. Los de Guardiola intentaron sentenciar el choque con disparos lejanos desde la frontal del área que no llegaron a poner en apuros al meta local. Mientras tanto, el Hércules no se resignó y continuó aprovechando sus contadas salidas al ataque para intentar devolver la igualdad al marcador. El conjunto local logró lo que pocos equipos han logrado en el campeonato, hacer que el Barcelona se mostrase incómodo sobre el césped a base de esfuerzo y trabajo durante los noventa minutos del partido. Rebasado el cuarto de hora de la segunda mitad ambos entrenadores comenzaron a mover fichas desde el banquillo con el objetivo claro del empate por parte del Hércules y con la intención de sentenciar por parte del Barcelona.
A medida que se acercaba el final el Hércules fue perdiendo fuerza ante un Barcelona que gozó de varias ocasiones de gol para subir el segundo al marcador. La falta de efectividad del conjunto visitante hizo soñar hasta los últimos instantes a los alicantinos. La expulsión de Farinós por doble amarilla a cinco minutos de la conclusión fue decisiva para el desenlace final del partido. Tan sólo dos minutos después, Messi sentenció con un buen gol desde la frontal del área y certificó la goleada en la siguiente jugada a puerta vacía tras una asistencia de Dani Alves.
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