Lo más vistoso para el respetable en El Molinón durante la primera mitad fue la conexión de la banda izquierda del Sporting. José Ángel —un dulce para varios clubes importantes que desean incorporarlo la próxima temporada; es el caso del Valencia— y Diego Castro —futbolista infatigable, guerrero y vertical— se unieron para darle un toque atractivo al encuentro entre asturianos y maños. No destacó la historia de dos equipos que desean escapar de la zona baja de la clasificación por los alardes futbolísticos, pero sí por el carácter y por la presión.
Controló mejor el acto el Zaragoza, pero estuvo más suelto en las contras el Sporting. A Barral, de hecho, sólo le faltó marcar antes del descanso, pero se encontró con un buen Doblas en dos ocasiones; las mejores antes del respiro.
La vuelta comenzó espesa, pero cuando se alcanzaban los diez minutos de la reanudación, una doble oportunidad para los de Preciado le dieron un chispazo al partido. Primero De las Cuevas vio como Paredes le sacaba el cuero casi en la línea. Un minuto después, Doblas volvía a intervenir para sacarle un zambombazo a José Ángel.
Estas acciones despertaron definitivamente a los asturianos, que se decidieron a tomar la iniciativa frente al conjunto de Aguirre, que vio como los locales comenzaron a meterles en su área. El partido cogía color. Sin brillo, pero con vistosidad. Sólo le faltaba un gol al duelo. El Sporting siempre estuvo más cerca de conseguirlo. De hecho, Carmelo llegó a celebrar un tanto que, no obstante, logró en fuera de juego. Poco premio para los de Preciado.
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