Nada más dio de sí el primer tiempo del encuentro, marcado por el fútbol directo e impreciso del Levante, que se mostró como un equipo atenazado por su condición de colista. Enfrente tampoco aparecieron las virtudes del Getafe, otro equipo que también atraviesa un momento difícil y que aunque elaboró más y mejor el fútbol en el centro del campo, apenas tuvo llegada ante la meta de Munúa.
Todo lo que no había pasado en el primer tiempo ocurrió al inicio del segundo. Prácticamente en la primera acción ofensiva de la reanudación, un centro desde la izquierda fue peinado por Caicedo y Valdo marcó a bocajarro el 1-0. Casi de inmediato, la combinación entre una indecisión de Ustari y una genialidad de Caicedo puso el 2-0 en el marcador cuando apenas se habían cumplido diez minutos del segundo tiempo. El escenario del encuentro había cambiado radicalmente.
El aburrimiento de la primera parte se había tornado en alegría para el público, emoción y, sobre todo, en exigencia extrema para el Getafe. Miku dispuso de la primera opción clara de su equipo (m.61), pero envió el balón fuera poco antes de que las sustituciones forzadas por lesión en ambos equipos rompieran el ritmo del partido. Aunque a partir de entonces se jugó mas tiempo cerca de la portería local, el Levante se sentía cómodo en el partido, mientras el Getafe no conseguía imponer su ritmo para acortar distancias en el marcador.
Una entrada de Manu del Moral sobre Del Horno propició una pelea entre jugadores de ambos equipo y la expulsión de Del Moral y del suplente local Xisco Nadal, que calentaba junto al lugar donde se produjo la jugada. Con un hombre más, el Levante trató de controlar el partido y buscar sus opciones al contragolpe para asegurar la victoria, mientras que el Getafe apenas se acercaba a la portería de Munúa y así concluyó el encuentro.
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