La larguísima presión bética obliga al pelotazo barcelonista. Inconcebible, maltrato al balón. Villa se encuentra de nuevo a Casto en un par de ocasiones con una falta y un mano a mano justo antes de que Jorge Molina remate de cabeza y Pinto tenga que estirarse con la banda sonora de un resoplido en la grada. El Betis se lo cree y el Camp Nou se impacienta. Sin embargo, se resbala Salva Sevilla y el contragolpe local llega a Messi, quien la pica con calidad ante Casto. A eso no puede llegar el extremeño. Era un balón de oro. El palo no tumba a este boxeador orgulloso y obstinado llamado Betis. Antes de la campana, respuesta. Jorge Molina aguanta en largo y la pone a Rubén Castro, quien le pega un zapatazo tremendo que retumba en el larguero.
El Betis siguió valiente tras el descanso, pero la catarata tenía que llegar. El cansancio pasará factura y también los errores. Falla Juande en una salida y llega el latigazo de Messi. Ahí cambia el partido. El Betis cada vez tiene menos tiempo el balón y el Barcelona baila al son de Messi. Pero la vanguardia bética no para y pone en vilo al estadio azulgrana y a la nutrida parroquia bética repartida por sus gradas con una jugada entre Jorge Molina y Rubén Castro que acaba alto. Luego Pedro y Keita coronaron el 5-0, un resultado lógico por las diferencias entre el mejor equipo del mundo y el mejor de Segunda, pero que no hace honor al mérito y al esfuerzo de los verdiblancos, que coleccionaron ocasiones y que plantaron cara hasta el final.
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