A evitar el ridículo contribuyó Esteban, el portero del cuadro andaluz, con media docena de paradas de mérito. Habría sido el héroe de no ser que los dos primeros goles de los locales fueron en parte culpa suya. Messi y Villa se encontraron muy poca oposición en el arquero para abrir la cuenta. Dos tiros de los denominados 'parables', que sin embargo subieron al marcador.
Ya no importaban las tácticas ni los planteamientos previos, y menos aún cuando Messi volvía a anotar cerrando un contraataque. Pocos minutos y ya quedaba claro que si el Almería se cerraba, iba a perder, y si se iba a por la remontada, también iba a perder. Era el momento de disfrutar de los movimientos de Xavi, las jugadas de Iniesta y los regates de Messi.
En la fiesta faltaba Pedro, y el canario no tardó en aparecer, de cabeza, para poner la pelota en la escuadra y hacer el cuarto a la media hora de juego.
Vino a la memoria el 0-8 de la Liga, pero el Barcelona fue clemente y levantó el pie. En la segunda parte apareció Afellay, que sigue una rápida adaptación, y el público se divirtió hasta con Abidal, que se animó a subir la banda y tirar regates imposibles. El partido no tenía historia y Keita redondeó el marcador con una nueva 'manita', la octava del año. La eliminatoria, salvo que avise Guardiola como hizo contra el Betis, tampoco. El Barcelona goleó y plantó ante el Almería pie y medio, y la 'manita', en la final de la Copa del Rey.
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