A partir de ese momento, el conjunto catalán, bajo la batuta de Verdú, se adueñó del juego en centro del campo, con el balón casi siempre en su poder, pero sin apenas llegada sobre la meta de Manúa. Ante ese dominio del Español, el Levante buscaba las acciones de ataque a la contra o con juego directo.
Sin embargo, cuando menos peligro creaba el equipo valenciano, un saque de Munúa llegó a Valdo, quien centró para que Caicedo marcara de cabeza poco antes de la media hora de juego. A partir de ese momento y hasta el descanso, el Levante encontró más huecos y el partido se niveló con un par de ocasiones de gol ante cada portería que no fructificaron.
El segundo tiempo dio comienzo con los dos equipos en pos del gol, pues al Levante la ventaja de 1-0 no le daba seguridad y el Español necesitaba, como mínimo, empatar. Aunque el objetivo era el mismo, el equipo catalán mostró más consistencia que su rival. Poco a poco, el Español intensificó el control del juego y la posesión del balón ante un rival cada vez más atrincherado en su parcela, lo que no le impedía disponer de esporádicas acciones de contragolpe para inquietar a Kameni.
A medida que avanzaba el partido, el control del Español aumentaba, aunque sin llegar a las inmediaciones de Munúa más que en acciones a balón parado, en las que los atacantes del conjunto catalán no se mostraron acertados. Pese a ello, en los compases finales del encuentro, el partido dio un giro total, el Levante estuvo muy cerca del 2-0, ante un Español que no tuvo opciones ya para lograr la igualada.
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