Sin sorpresas en el once porque no había más de dónde elegir, el equipo de Guardiola arrancó lento, obligado Iniesta a hacer también de Xavi porque Keita está para otras tareas en donde el músculo se impone a la plástica. Sin embargo, el africano, puesto como ejemplo en cada discurso del técnico porque trabaja como una mula, se sacó de la manga una notable asistencia y Messi, que tiene recursos para todo, superó de cabeza a un dubitativo Aouate. Genial el argentino, que marca de todas las maneras.En el triunfo del Barcelona, facilísimo en sus formas, rotundo para zanjar debates sobre febrero y poner al mal tiempo buena cara, ni siquiera fue necesaria una dosis extra de coraje porque jamás tuvo rival. Jugó Pinto, que conste en acta, pero tuvo tan poco trabajo que nadie se acordó de él, desganado en la puerta porque nunca vio a un rival asomar por su zona. No le gustaba el partido a Laudrup, reconocido por el danés en la previa, y su Mallorca fue tan blandito que nadie creyó en la gesta, arrodillado desde que empezó un pulso tan insulso como desigual. Contador, Bisbal y Nadal bostezaban en la grada y se divertían hablando de sus cosas, mucho más interesantes de lo que sucedía en el césped.
Cuando Busquets asistió soberbiamente y marcó Villa el segundo, que viene enlazando tardes de acierto últimamente, el Barça entendió que la faena ya estaba hecha, conforme con tres puntos que se cuestionaban antes de hora por las circunstancias que engloban la previa. Va como un tiro el Barça y Guardiola se frota las manos, orgulloso de un equipo que puede con todo, tan alucinado como cualquiera que eche un vistazo a las estadísticas y se cerciore de que entre Messi, Villa y Pedro ya van 83 goles en todas las competiciones. El canario, el último en sumarse a la fiesta, redondeo el festival con un buen disparo lejano, seguramente el jugador que mejor explota la media distancia en este equipo.
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